República Dominicana necesita diversificar su producción de lácteos

El café dominicano continúa consolidándose como un producto clave de la identidad nacional y del posicionamiento internacional de la gastronomía dominicana.

En un contexto global donde los consumidores exigen productos diferenciados, saludables y con valor agregado, la leche de cabra comienza a ganar terreno en República Dominicana como una alternativa con alto potencial dentro del sector lácteo nacional.

Aunque aún representa un volumen reducido en comparación con la leche de vaca, diversos proyectos dispersos en provincias como Santiago Rodríguez, Duarte, Samaná y Azua comienzan a establecer las bases de una industria caprina con posibilidades comerciales reales.

El director general del Consejo Nacional para la Reglamentación y Fomento de la Industria Lechera (Conaleche), Miguel Laureano, reconoce que, si bien la producción de leche de cabra aún es limitada, existen proyectos en ejecución que apuntan a un mercado en crecimiento, impulsado por la demanda de quesos frescos y madurados, así como por consumidores con necesidades específicas, como los intolerantes a la lactosa.

“La leche de cabra tiene un nicho de mercado importante que debemos fortalecer. Ya hay procesadores comprando y plantas interesadas en desarrollar quesos madurados. Nos toca como Estado articular estos esfuerzos, porque hoy están muy dispersos y carecen de la estructura organizativa que sí tiene el sector ganadero tradicional”, sostuvo.

Entiende que debe haber mayor organización como el sector ganadero tradicional, que cuenta con más de 200 asociaciones y federaciones, ya a través de la asociatividad es más fácil para el Estado darles apoyo y desarrollar esos proyectos.

De acuerdo con un artículo escrito por la médico veterinaria, Gianna Pinna, para la revista del Conaleche, la leche de cabra ha ganado terreno en el país, gracias a sus múltiples beneficios para la salud.

Destaca que este lácteo es más rico en calcio, magnesio, fósforo y potasio, elementos esenciales para el mantenimiento de los huesos. También contiene menor contenido de lactosa, lo que la hace menos propensa a causar malestares digestivos en personas sensibles a esta sustancia.

Laureano señala que, con el crecimiento del turismo y el aumento en la exigencia del consumidor, la industria láctea dominicana no puede permitirse producir sin estándares de calidad. “Estamos apoyando a las queserías artesanales porque el país no puede crecer ofreciendo productos que no tengan la inocuidad necesaria”, expresó.

En ese sentido, consideró vital que se mantenga una política de Estado que trascienda gobiernos, con continuidad en el apoyo técnico y financiero al sector. Esto permitirá no solo mejorar la productividad, sino también reducir la dependencia de las importaciones y fomentar la diversificación con rubros como la leche de cabra.

Vacuno

Mientras la leche de cabra avanza a paso lento pero firme, la producción de leche bovina en República Dominicana ha experimentado una recuperación en los últimos dos años. Tras la caída provocada por la pandemia y agravada por el alza de materias primas a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, soya y maíz incluidos, el país logró estabilizar su producción gracias a políticas públicas e inversiones privadas.

Según estimaciones de Conaleche, la producción nacional de leche en 2025 sobrepasará los 900 millones de litros de leche. Un impulso que se debe en parte al Proyecto de Mejoramiento Ganadero (Promegan), que incluye componentes como el desarrollo de pastos y el mejoramiento genético, así como a condiciones climáticas favorables que han evitado las recurrentes sequías en regiones críticas del país.

A pesar del repunte, la producción nacional aún no es suficiente para satisfacer el consumo total. República Dominicana importa aproximadamente el 30% de los productos lácteos que consume, incluyendo leche líquida, quesos, yogures y otros derivados. Aunque el país ha mejorado su consumo per cápita en los últimos años, el reto sigue siendo reducir esta dependencia externa.

De acuerdo con datos del Ministerio de Agricultura, en 2019 la producción nacional fue de 20 millones de quintales, mientras el consumo alcanzó 27.1 millones. La cobertura fue de un 74%, dejando una brecha de 7.1 millones que tuvo que suplirse con importaciones.

En el año de la pandemia, la producción cayó a 19.65 millones (-1.8%) y el consumo bajó a 26.11 millones (-3.9%). Aunque ambos indicadores descendieron, la cobertura subió a 75% porque la demanda bajó más que la oferta.

Para el año siguiente, la producción siguió bajando a 18.99 millones (-3.3%), mientras el consumo se mantuvo en 26.07 millones. La cobertura disminuyó a 73%, reflejando un mayor rezago en la oferta frente a una demanda estable.

Entre los años 2022 y 2024, la producción se recuperó ligeramente. En 2024 subió a 19.67 millones (3.5%), pero sin recuperar los indicadores prepandemia y la demanda creció a 26.70 millones. La cobertura se mantuvo entre 72% y 74%, sin lograr aún suplir toda la demanda nacional.

Aunque la leche se produce en todo el país, hay regiones que destacan por su productividad y condiciones climáticas. La cuenca lechera más importante actualmente es la línea noroeste, abarcando provincias como Santiago Rodríguez, Monte Cristi y Dajabón.

En esta zona se desarrolla una ganadería más intensiva, con razas europeas como el Holstein, Pardo Suizo y Jersey, capaces de generar mayores volúmenes de leche. Las fincas en esta región suelen ordeñar dos veces al día y tienen mejores indicadores de productividad.

En contraste, la región este presenta una ganadería extensiva, con animales más resistentes, pero de menor rendimiento. Allí, la mayor parte de la producción se destina a queserías artesanales, que representan más del 90% de las plantas procesadoras del país.

 

Fuente: eldinero.com.do

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