La agricultura, en conjunto con la ganadería, fue la principal actividad económica de los seres humanos por siglos. Pero, con el pasar del tiempo, el sector agropecuario se fue perfeccionando con mejores prácticas, la reproducción selectiva de cultivos, suelos ricos en nutrientes y favorables para los cultivos.
En las últimas décadas, el sector productor ha evolucionado. Pasó de prácticas tradicionales a una más intensiva que requiere cubrir una alta demanda de alimentos. Aunque utiliza maquinaria para el campo, la mano de obra siempre ha sido necesaria.
En el caso de República Dominicana, la mano de obra extranjera ha estado estrechamente vinculada al sector agrícola. El “Estudio descriptivo-exploratorio sobre el mercado laboral en el sector agrícola y su necesidad de mano de obra extranjera”, realizado por el investigador José Miguel Macías, en conjunto con el Instituto Nacional de Migración (INMRD), así lo indica.
La investigación arrojó que la producción agrícola en el país depende en más de un 90% de la mano de obra extranjera (especialmente haitiana). Y pueden, incluso, totalizar el 100% en algunas zonas agrícolas.
Migración
Según las entrevistas realizadas en este estudio, a los jóvenes dominicanos que habitan en zonas rurales “ya no les atrae” el estilo de vida del campo. Hoy, el estilo de vida asociado al trabajo de campo ha perdido atractivo, comparado con el sentido aspiracional urbano y rodeado de comodidades, popularizado por las redes sociales y reforzado por los familiares del que viven en el exterior.

Esto queda evidenciado con datos del Banco Central (BC). Al comparar la población ocupada del sector agrícola y ganadero formal se evidencia una disminución de -26%, al pasar de 60,627 trabajadores en 2014 a 44,745 en 2023. En el caso de la informalidad, el descenso ha sido menor (-14%) en los últimos 10 años.
La agricultura dominicana emplea al 1.9% de la población ocupada formal, de la cual el 13.4% trabaja de manera informal, según datos de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT). El productor arrocero, Olivero Espaillat, explica que luego de la pandemia muchos jóvenes nacionales y extranjeros decidieron emigrar hacia otros sectores en busca de mejores oportunidades laborales, por lo que se hace cada vez más difícil encontrar mano de obra.
¿Tecnificación por empleo?
De acuerdo con especialistas, productores y académicos consultados para el estudio, la tecnificación en el sector agrícola tiene efectos contradictorios sobre el desarrollo. Por un lado, el uso de maquinarias y tecnología mejora y asegura la competitividad de los agricultores, garantiza la seguridad alimentaria, genera un ahorro en fertilizantes y agua y supone un aumento en la producción del 15% al 20% en el caso del arroz. Sin embargo, disminuye la oferta de mano de obra y, por ende, de la generación de empleo en las comunidades campesinas.
El documento evidenció una acelerada tecnificación, que ha sido impulsada, principalmente, por el deseo de disminuir la dependencia de la mano de obra extranjera. Factores como la escasez personal, dificultades en la supervisión y comunicación con el personal están entre las dificultades halladas.
En el caso de la habichuela, los productores del sur son la excepción a esta tendencia. En esos casos pudo identificarse una resistencia a la tecnificación y más bien un deseo por mantener los sistemas tradicionales de producción.
A través de la Resolución del Consejo Nacional de Salarios, del Ministerio de Trabajo, CNS-01-2023, el Gobierno dominicano fijó la tarifa de salario mínimo en RD$598 diarios por jornada de ocho horas a los trabajadores del campo. La tarifa salarial indicada en el artículo entró en vigor de manera escalonada.
Teniendo una primera partida de RD$575, el primero de abril del año 2023 y una segunda de RD$598, a partir del primero de febrero del 2024. Agricultores consultados durante la realización del estudio manifestaron que los productores de arroz en la zona de Mao dijeron encontrar muchas dificultades para conseguir mano de obra, dado que los trabajadores prefieren laborar en el cultivo del banano.
El presidente de la Asociación Dominicana de Productores de Banano (Adobanano), Hilario Pellegrini, explicó que el salario mínimo a nivel de campo que se le paga a los trabajadores que se dedican a producir banano es en promedio de RD$14,000 mensuales.
Además, agregó que les brindan el transporte y desayuno sin distinción de nacionalidad o género.
Sostuvo que esos RD$14,000 son el salario base, ya que los trabajadores tienen la libertad de ir a otras fincas cuando terminan. “En el campo se paga un jornal. Si te pago un jornal para que me hagas la cosecha, pero esta termina al medio día, tú te retiras vas a otra finca y te pagan otro salario”, aclaró.
Las empresas productoras de banano tienden a ser grandes y dedicarse a la exportación y, por ende, están más expuestos a la fiscalización e inspección laboral tanto nacional como internacional.
De hecho, el 90% cuenta con la certificación de comercio justo, y en este sentido son reconocidos por brindar mejores condiciones laborales, posibilidad de regularización migratoria, acceso a la salud y estabilidad, lo que les hace preferir trabajar en ese cultivo, incluso si otros pudieran ofrecer un mejor salario diario.
Reclutamiento
La mayoría de las contrataciones de personal (tanto nacional como extranjero) son informales, incluso en casos donde la unidad productiva tiene cierto nivel de formalidad.
A manera de referencia, en el marco de este estudio, pudo observarse que el 99% de los productores entrevistados declararon realizar contrataciones verbales e informales, mientras que la minoría estaban registrados en una cooperativa.

